Glencore en Bajo la Alumbrera (Catamarca), Barrick y Shandong en Veladero (San Juan) y Goldcorp en Cerro Negro (Santa Cruz).
Juego mental: piense al menos cinco sectores de la economía con números positivos. ¿Listo? Bueno, está bien, que sean tres. ¿Ahora sí? Seguramente, en este hipotético podio, la mayoría incluyó a la minería, una industria muy relevante en el desgastado entramado productivo nacional.
En términos de su contribución al desempeño económico del país, un informe de la consultora KPMG indica que este segmento “se queda con cerca del 3% del PBI y el 6% de las exportaciones nacionales totales”. Además, si bien el aporte que realiza al empleo doméstico es bastante pequeño, “se trata de uno de los principales generadores de empleo indirecto (alrededor de tres por cada uno directo), al tiempo que sus productos son altamente demandados como insumos en procesos productivos e industriales del resto de las actividades económicas”, según el relevamiento.
En este contexto, el proceso de modificación de variables económicas y financieras que encaró el gobierno nacional, como el fin del cepo o la liberación de importaciones y la eliminación inicial de retenciones impositivas a las exportaciones, significaron un cambio de escenario favorable para la actividad minera. Claro que en septiembre pasado volvieron las retenciones por la crisis económica. Asimismo, en los últimos años también se observó un repunte de precios internacionales que, junto a las medidas locales, impulsaron a sectores primarios como el minero.
Inversiones y exportaciones
Desde la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), que reúne a los principales jugadores del mercado, alegan que su industria es clave para el país: “A mayo de este año, representa un aporte neto de 1.648 millones de dólares a la economía, un 23% más que en 2017, como resultado del aumento de las exportaciones, un 17%, y de la reducción de las importaciones, un 31%”.
Prueba de esto, por ejemplo, es el caso de Minera Alumbrera, que hace unos meses anunció una nueva etapa operativa en la explotación del yacimiento cuprífero Bajo de la Alumbrera, en Catamarca, en operación desde 1997. Mediante un comunicado, la empresa, cuya mayoría accionaria pertenece a la suiza Glencore, indicó que después de terminar la explotación a cielo abierto comenzará una nueva modalidad de producción subterránea que extenderá el proyecto por 10 años. La inversión será de US$161 millones entre 2018 y 2019 y se irá incrementado hasta alcanzar los 280 millones. El emprendimiento, en tanto, representará un volumen de producción de 87.000 toneladas anuales de concentrado de cobre.
“En la Argentina el desarrollo minero es muy joven comparado con el potencial geológico que tiene el territorio, el octavo más extenso del mundo”, señala Miguel Martín, gerente de Comunicaciones de Minera Andina del Sol. Es el fruto de la unión entre la canadiense Barrick Gold y la china Shandong Gold para operar la mina de oro Veladero (San Juan), donde emplean a 4.000 personas. En 2017, Barrick vendió el 50% de Veladero en US$ 960 millones a Shandong, lo que constituyó la inversión más grande en la industria que realizó el gigante asiático en la Argentina. Para Martín, la diversidad de recursos mineros locales es enorme, así como su aporte: “Hoy la minería tiene una participación de alrededor 2.827 millones de dólares y es el cuarto complejo exportador. En 2017, además, la inversión de nuestras empresas destinada solamente a exploración alcanzó los 300 millones, el doble que en 2015”.
Mathieu Vallart, gerente de sustentabilidad de Goldcorp Cerro Negro, cuenta que la minería argentina “está integrada a otros sectores productivos, aunque tiene características propias, al ser inversiones a muy largo plazo, que requieren estabilidad y reglas claras”. Goldcorp, compañía canadiense creada en 1994 y que opera en cinco países, adquirió en 2010 el emprendimiento Cerro Negro (Santa Cruz) y en 2014 produjo oro por primera vez. Actualmente emplea a más de 1.400 personas, produce cerca de 500.000 onzas de oro al año y en 2017 exportó por más de US$ 600 millones.
Estabilidad y diálogo
A diferencia de otros países de la región, en la Argentina conviven provincias donde la minería es aceptada y promovida con otras donde está prohibida y otras con opinión dividida. Por eso, reconocen desde la CAEM, “los desafíos vienen del lado regulatorio, como homogeneizar requerimientos para la autorización de proyectos, garantizando la estabilidad que requieren inversiones de tan largo plazo”.
En este sentido, Vallart, de Goldcorp, complementa: “A principio de año anunciamos una inversión de 750 millones de dólares para los próximos cinco años en Cerro Negro, por las posibilidades que tiene para exploración y explotación con perspectivas de crecimiento a mediano y largo plazo”. Aunque, reflexiona, “hay que mejorar la productividad entre empresas, gobiernos, sindicatos, proveedores y cámaras para generar contextos atractivos a la inversión en un marco de institucionalidad, diálogo permanente, transparencia y estabilidad”.
En esa línea, Martín, de Minera Andina del Sol, agrega que el objetivo de su empresa es “seguir trabajando para convertir a la mina en líder absoluto ya que San Juan tiene potencial geológico para los próximos 100 años”. De hecho, aporta, según un informe del think tank canadiense Fraser Institute, “la provincia es el tercer destino latinoamericano más atractivo para la inversión y el primero del país”.
De cara al futuro, expresan en CAEM, “la Argentina está en condiciones de satisfacer las necesidades mineras de una gran porción de la población mundial: más de un 70% de su subsuelo pasible de mineralización no ha sido analizado y, luego de dos décadas, el potencial aún continúa intacto”. En resumen, el sector calcula que en 2018 las ventas al exterior aumentaron alrededor del 2,2% impulsadas por mayores exportaciones de oro; y, en cuanto al PBI minero, se evalúa un incremento del 46% respecto a 2017, para alcanzar así un total de $ 68.612 millones.
Fuente: Revista Noticias de LatinoMinería