La trampa de la validación
Cuando acudimos a una entrevista, ya sea colectiva o individual, tenemos una expectativa bien definida de poder encontrar un buen empleo que pueda satisfacer nuestras necesidades materiales (y psicológicas).
No obstante, hay un tópico muy poco abordado y es: ¿qué hacer cuando nos va mal?, probablemente si solo nos han “rechazado” en solo un lugar el efecto emocional sea casi invisible, pero ¿qué hacer cuando hemos asistido a muchas entrevistas y no hemos quedado en ningún trabajo?
Lo cierto es que independiente de que nos hayan informado por e-mail o bien no nos hayan dicho nada en absoluto, el efecto a mediano plazo que esto genera puede ser muy desmoralizante, es decir, además de la angustia normal de encontrar un trabajo de pronto se suma un sentimiento de pesimismo y desmotivación, como si hubiera algo malo en nosotros.
Parece una pregunta obvia pero ¿por qué sucede esto?, te voy a pedir que utilicemos una “lupa psicológica” y miremos esta situación cual Sherlock Holmes para encontrar sus causas (te vas a sorprender hasta dónde podemos llegar con esto).
En los albores de la humanidad (aproximadamente hace 100.000 años) cuando vivíamos en cavernas, se establecieron en nuestra especie y en nuestro cerebro ciertos mecanismos psicológicos importantísimos para pudiéramos sobrevivir, uno de estos mecanismos es la búsqueda de validación social.
Ahora bien, en el mundo actual la realidad humana se ha vuelto aún más compleja y lejos de abandonar “lo social”, pareciera que esta dimensión cobra una tremenda fuerza cuando se trata de aspectos tan importantes como el autoconcepto (la imagen que tenemos de nosotros mismos).
Lo cierto es que cuando no somos aceptados en un lugar, es muy difícil poder explicarle a nuestro cerebro que este resultado no significa un peligro de vida o muerte, porque nuestros mecanismos evolutivos están diseñados para ayudarnos a sobrevivir en una época en la cual un rechazo social SI PODÍA SIGNIFICAR UN PELIGRO DE VIDA O MUERTE (tan solo pensemos en que sería de ese pobre cavernícola sin el amparo de su tribu para sobrevivir en un mundo totalmente hostil).
Entonces, a la luz de esta información ¿Qué sucede actualmente?
Nuestro cerebro está diseñado para buscar la validación social (la aprobación de la tribu).
Además, nuestra cultura propicia que las personas sean evaluadas y sobre todo, que se evalúen a sí mismas por sus resultados.
A los dos puntos anteriores se les suma otro factor: la ideología de la competencia, según la cual tenemos que ganarle a los demás para ganar nuestro propio espacio.
Estos tres factores generan un hábito mental: compararnos con los demás casi de manera involuntaria y basar nuestro autoconcepto y valor personal en nuestros resultados.
Evidentemente y como puedes ver, el tema es mucho más complejo que “necesitar más tolerancia a la frustración”.
Pero afortunadamente hay una manera de solucionar este problema y has acabado de dar el primer paso: conocer cómo funciona este mecanismo y de donde viene.
El segundo paso es que puedas darte cuenta de que EN EL MUNDO DE HOY, LA VALIDACIÓN DE LA “TRIBU” ES UNA ILUSIÓN, porque déjame preguntarte ¿Cómo alguien en el mundo de hoy podría validar o invalidar tus pensamientos, tu historia, tus logros y tu valor personal? O dicho de otra manera: una persona o incluso un grupo de personas, solo podrían invalidarte SI TU LES DIERAS ESE PERMISO Y CEDIERAS EL CONTROL DE TI MISMO (lo cual es la base de este problema).
La autovalidación consciente
Te quiero presentar una nueva herramienta para tu maletín personal de habilidades psicológicas: la autovalidación consciente. Esta herramienta consiste en que puedas basar tu autoconcepto en hechos demostrables, sin perder de vista la retroalimentación o las opiniones del entorno.
No confundamos la autovalidación con arrogancia, ya que la autovalidación consciente es muy diferente. Se trata de que puedas construir un autoconcepto solido YA NO EN BASE A TUS RESULTADOS, SI NO EN BASE A TUS HÁBITOS. Y de todos los hábitos que vale pena cultivar hay uno en particular que se lleva todos los laureles: nuestra capacidad de aprender.
Si basas tu autoconcepto en tu capacidad de aprender comenzaran a suceder las siguientes cosas dentro de ti:
Para empezar, estarás más confiado y menos angustiado por el resultado al momento de tener una entrevista.
Si no te llaman para el cargo podrás preguntarte que es lo que puedes aprender de esta experiencia y por paradójico que suene, ganar con la derrota.
Te compararás menos con los demás y aprenderás a competir únicamente contigo mismo, te preguntarás: ¿es esto lo mejor que puedo hacer? ¿Cómo lo puedo mejorar aún más?
Los resultados de lo que intentes serán eso: resultados. Y en ningún caso estos resultados podrán afectar un ápice a tu valor personal, más bien solo darte pautas para mejorar.
La mejor manera de basar tu autoconcepto en tu hábito de aprender, es seleccionando todos aquellos recuerdos en los cuales LOGRASTE EXTRAER UN APRENDIZAJE, por eso el nombre de “autovalidación consciente”: porque si aumentamos nuestra consciencia sobre estos recuerdos e integramos un nuevo hábito de manera consciente, lograremos cambiar de manera radical nuestra forma de afrontar las situaciones desafiantes en el plano laboral.
Por favor, grábate a fuego estas palabras:
“La mente humana es como una gran partitura y la música que toquemos (nuestras emociones, nuestro autoconcepto) va a depender exclusivamente de la notas que seleccionemos (nuestros recuerdos)”.
Ejercicio de autovalidación consciente: la red
Este ejercicio te puede llegar a tomar una media hora, pero te aviso que probablemente te ahorre meses e incluso años de sufrimiento psicológico innecesario.
Paso 1: Dibuja varios puntos en un papel. Idealmente, que los puntos estén bien separados unos de otros.
Paso 2: anota arriba de cada punto todos los recuerdos que puedas encontrar de situaciones en las cuales lograste tener una actitud de aprendizaje, independiente del resultado (a cada punto un recuerdo).
Paso 3: une los puntos con una línea y escribe un pensamiento que relacione los aprendizajes hasta que logres construir una red o matriz. Esta matriz (no importa si al principio no es muy grande), será la base sobre la cual construirás tu autoconcepto laboral.
Paso 4: encuentra la mayor cantidad de relaciones posibles entre recuerdos, de tal manera de aumentar la densidad de la red. ¡Mientras más fuerte sea tu red, mayores serán tus probabilidades de aprovechar las oportunidades!
Esta matriz es el punto de inicio para que tu autoconcepto, es decir, la imagen que tienes de ti mismo, se vaya fortaleciendo con cada paso que des pero CON FUNDAMENTOS SÓLIDOS, CON RECUERDOS REALES y no con resultados que muchas veces no dependen de ti.
¡Te mando todo mi apoyo! ¡No dejes que las circunstancias tomen el control de la persona que eres actualmente y sobre todo… de la persona que quieres llegar a ser!