Quizás ya te has dado cuenta de lo poderosas que son las habilidades sociales en el mundo laboral y en la vida en general. Aun cuando no sean el principal factor a evaluar en una entrevista, son la principal plataforma sobre la cual podemos ofrecer nuestros conocimientos, habilidades y experiencia.
Lamentablemente el sentido común nos lleva a pensar que las habilidades sociales son solo rasgos de personalidad y que si no tenemos estos rasgos, entonces no hay mucho que hacer y quizás más de alguna vez has pensado cosas como: ¡ojala fuera más carismático y no me pusiera nervioso en las entrevistas de trabajo!
Si consideramos las habilidades sociales como rasgos, entonces tendremos serios problemas a la hora de evaluar nuestras propias habilidades: ¿Qué pasa si soy tímido? ¿Qué pasa si siempre he sido una persona silenciosa? ¿Qué pasa si me estresa conocer personas nuevas?
Afortunadamente para ti, existe otro aspecto de las habilidades sociales que quizás nunca te dijeron: las habilidades sociales también son comportamientos y para realizar estos comportamientos específicos no necesitas ser el más carismático o el más seguro en sí mismo.
Pero antes de revisar estos comportamientos, quiero ayudarte a que veas tu posible timidez y nerviosismo con otros ojos. Te voy a contar acerca del efecto Pratfall.
El efecto Pratfall (Universidad de Minnesota, 1966) señala que somos percibidos como más atractivos o simpáticos, cuando además de ser competentes cometemos algún error o tenemos algún defecto. Muy por el contrario, cuando las personas son percibidas como “demasiado perfectas”, la evaluación social es mucho más severa e inclemente.
Esto significa que si eres competente para el cargo (tienes los conocimientos, las habilidades y la experiencia) y además eres tímido, entonces puede que tengas en tus manos una combinación muy ganadora.
Pero no solo eso, sino que además significa que todos los rasgos de personalidad que tienes pueden ser tu principal fuente de atractivo profesional y habilidad social. Todo va a depender de como los uses.
En otras palabras, quizás tu problema no es ser tímido, sino más bien no saber cómo sacarle partido a tu timidez porque, parafraseando a Darwin: “en el mundo social no sobrevive el más fuerte ni el más inteligente, sino el que mejor se adapta”.
Veamos a continuación algunos comportamientos sociales esenciales. Para que puedas familiarizarte con ellos y memorizarlos mejor, los hemos diseñado como un ciclo:
Primer paso, observa: muy bien, estas dentro de la sala de la entrevista o en tu primer día de trabajo. Observa de manera sutil el lenguaje no verbal de las personas que tienes a tu alrededor. En esta etapa puedes darte cuenta de quienes están más receptivos a conversar y quienes no tanto.
Segundo paso, define un objetivo: ¿quieres tener una conversación para pasar el rato? ¿Quieres conversar para averiguar más sobre el trabajo? ¿Quieres conocer mejor a tus compañeros para integrarte socialmente? Es de vital importancia que puedas definir un objetivo en el primer contacto con un desconocido, más adelante las interacciones fluirán libremente y ya no será tan necesario.
Tercer paso, realiza preguntas abiertas: las preguntas abiertas son las preguntas de opinión, se diferencian de las preguntas cerradas porque no se pueden responder con sencillamente un “si” o un “no”. Ejemplos de preguntas abiertas son:
“hola soy X, es mi primer día aquí así que quería saludarte y aprovechar de preguntar como es el ritmo de trabajo por aquí”
“hola mi nombre es X y me gustaría saber cuáles son las características específicas de este proyecto”
Cuarto paso, escucha los temas: tu interlocutor te puede estar dando mucha información sin que te hayas dado cuenta. Cada respuesta que recibes te sirve como un peldaño para definir la siguiente pregunta u opinión. En una sola respuesta una persona puede expresar varios temas o “hilos conversacionales” de los cuales te puedes tomar para seguir preguntando y opinando.
Quinto paso, opina desde tu experiencia: muchas personas cometen el error de “describir la realidad”, por ejemplo con frases tales como “hace frío” o “si, eso me gusta”, pero una conversación no se trata tanto de hablar sobre las cosas, sino más bien de hablar de tu experiencia con las cosas. Ejemplos:
“me parece genial que cuenten con este sistema de turnos porque en mi trabajo anterior una vez me paso que…”
“bueno la verdad es que me siento mucho más cómodo teniendo claro el estándar de seguridad X, porque así todos manejamos la misma información”
Luego de esto puedes continuar la conversación de manera natural o sencillamente volver al primer paso. Si algún momento te sientes perdido, ya sabes que puedes volver a cada uno de los cinco pasos anteriores (los cuales puedes llevar anotados en tu celular o en la billetera).
Espero que estas herramientas te sean de mucha ayuda en tu vida laboral y recuerda siempre que no necesitas ser el más carismático ¡sino el que mejor sabe utilizar lo que ya tiene!