Si sientes que llevas demasiado tiempo sin encontrar trabajo, que no estas consiguiendo satisfacer las expectativas que tenías para ti mismo y que de pronto has pasado a depender financieramente de tu familia o tu pareja, este artículo es para ti.
La culpa es un sentimiento que puede surgir de manera natural en este tipo de situaciones, nos lleva a pensar que estamos siendo una carga para los demás y que hay algo que no estamos haciendo bien. Además, incrementa la sensación de estrés y angustia a nivel general.
Una de las consecuencias de la “culpa del cesante” es que en determinado punto comenzamos a tomar decisiones desesperadas, tales como disminuir nuestras pretensiones de renta, postular a trabajos que no nos estimulan o aceptar condiciones que no nos satisfacen.
De pronto pareciera que hemos perdido todo nuestro poder de negociación, solo por el hecho de estar cesantes y llevar demasiado tiempo buscando trabajo ¿te ha pasado esto?
Evidentemente pueden existir cientos de técnicas psicológicas para resolver la culpa en un plano imaginario y mental, pero yo quiero invitarte a que podamos resolverla de manera directa, en la vida cotidiana, en el plano material. Para lograr esto primero tenemos que entender el origen de la culpa.
Esta “culpa del cesante” se origina con dos componentes esenciales:
La idea de que un trabajo solo es un trabajo cuando está remunerado
La idea de que el trabajo resuelve las dificultades financieras
Estas dos ideas son como las reglas de un juego en el cual, si no conseguimos un trabajo remunerado pronto, entonces tendremos que “pagar la multa psicológica” de la culpa.
Lo que tenemos que hacer entonces para resolver la culpa, es cambiar las reglas del juego y proceder de otra manera
Te invito a que cambiemos las reglas del juego para dar origen a “la fuerza del cesante”:
Regla 1: Lo esencial de un trabajo es realizar una actividad productiva (independiente de que esta actividad es remunerada o no)
Para transformar la culpa en fuerza debemos comenzar a trabajar inmediatamente. No dejes que los largos ritmos de los procesos de selección o que las variables del mercado laboral te impidan trabajar. ¡Puedes comenzar a trabajar ya mismo!, existen cientos de alternativas tales como trabajos voluntarios, ofrecer trabajo gratuito, trabajar en proyectos personales, hacer asesorías, capacitarse y un largo etcétera.
¿Para qué vas a hacer esto?, lo harás para entrar en un estado de actividad y comunicarle a tu mente subconsciente que estas en la total plenitud de tus capacidades. De esta manera, cuando vayas a una entrevista, aumentarás tus probabilidades de ser contratado porque tu manera de hablar y de moverte serán las de una persona que trabaja y no la de una persona que está desesperada por trabajar.
Además, si le haces caso a esta regla te llevaras de regalo una tremenda ganancia de carácter personal, porque estarás basando tu autoconfianza en aquello que puedes hacer y crear, en vez de aquello que tienes o no tienes (porque el trabajo al igual que muchas cosas, también se puede perder).
Regla 2: Las dificultades financieras no se resuelven necesariamente con más dinero, sino con nuevos hábitos financieros
El segundo paso para transformar la culpa en fuerza es comprender que los problemas financieros no se resuelven con dinero, sino con hábitos. Podríamos pensar por ejemplo en todas esas personas que en algún momento se ganaron la lotería para al cabo de algunos meses volver a quedar en la misma situación. O incluso podríamos pensar en esos grandes empresarios que siguen teniendo problemas de dinero porque sus costos se han elevado tanto que sencillamente no pueden pasar un día sin vivir algún tipo de angustia financiera.
¿Y porque los buenos hábitos financieros podrían resolver tus problemas de dinero? Porque tu situación financiera actual no es sino el reflejo de una serie de decisiones financieras que tomas todos los días y cuando sumamos esa enorme cantidad de pequeñas decisiones obtenemos números verdes o números rojos al final del mes. Y por lo general, siempre terminamos tomando las mismas decisiones, repitiendo nuestros malos hábitos financieros todos los días.
¿Cómo podemos aplicar esta regla de oro hoy mismo? Muy fácil, desde ahora puedes empezar a hacerte tres preguntas:
¿Cómo puedo ahorrar el día de hoy? Esta pregunta está orientada a que observemos con atención aquello que compramos y comencemos a forjar el hábito del ahorro con pequeñas decisiones.
¿Cómo puedo invertir el día de hoy? Puede suceder que durante muchos días no sepas como responder esta pregunta, pero si eres capaz de dedicarle tan solo un minuto al día, llegará el momento en que comenzaras a ver alternativas de inversión que quizás antes no habías considerado.
¿Cómo puedo sustentar el día de hoy? Esta pregunta está orientada al reciclaje de materias primas, la reparación de bienes (en vez de la recompra) y la adquisición de tecnologías que te permitan mejorar tu situación financiera. Por ejemplo, si el bien que más utilizas para trabajar es una computadora portátil ¿Por qué ahorrar para comprar un cargador solar?
En resumen:
Comienza a trabajar ahora mismo. Recuerda que lo esencial del trabajo no es la remuneración, sino la actividad.
Comienza a solucionar tus problemas financieros con buenos hábitos financieros. Pregúntate a consciencia todos los días:
¿Cómo puedo ahorrar el día de hoy?
¿Cómo puedo invertir el día de hoy?
¿Cómo puedo sustentar el día de hoy?
Espero que te haya servido este artículo. Respira hondo con la confianza de que gracias a esta culpa podrás acceder a una nueva forma de vivir el trabajo y tus finanzas personales. ¡Un gran abrazo!
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